La implementación del Programa del Movimiento Scout en el patio de grupo, muchas veces, es tironeada por los peligros que puede acarrear resaltar un extremo u otro del juego dialéctico referido en las entradas de las semanas previas.
No por nada, hubo presión sobre el movimiento en algún momento, para destacar los rasgos más opresivos, conservadores y aristocráticos.
En sus libros Baden-Powell presenta una caricatura grotesca de lo que llama “militarización” del método y su crítica de esos campamentos donde todo estaba armado por los adultos en cuadriculas “uniformes”, donde se eliminaba la originalidad personal de los jóvenes.
No por nada, hubo presión sobre el movimiento en algún momento, para destacar los rasgos más opresivos, conservadores y aristocráticos.
En sus libros Baden-Powell presenta una caricatura grotesca de lo que llama “militarización” del método y su crítica de esos campamentos donde todo estaba armado por los adultos en cuadriculas “uniformes”, donde se eliminaba la originalidad personal de los jóvenes.
En el Jamboree Mundial de 1998 vimos con asombro como algunas Asociaciones Scouts Nacionales del norte de nuestro continente organizaban así sus sectores de acampe.
Sin embargo, ningún extremo es bueno y, aplicar la “pedagogía democrática”, no es erradicar el “enseñar y aprender” (no confundir con el binomio “enseñanza-aprendizaje”) y reemplazarlo solamente por “aprender a aprender” porque el aprender siempre es personal y no puede estar “dirigido” desde afuera.
Por eso insistimos tanto con el rol del adulto, ese “lugar dialéctico” del otro que enseña, donde no solamente el adulto ocupa un lugar, sino también el joven. En este sentido el enseñar es generar situaciones de aprendizaje.
Acotarse a propuestas rígidas que limitan la posibilidad real de explorar por parte del joven y ahogan la creatividad va contra la propuesta original de Baden-Powell que promueve un rol activo del joven en su auto-formación.
Extremar el rol del dirigente o el valor de ciertos contenidos por encima del aprender haciendo es un riesgo de implementación al que también debemos estar atentos.
Otro riesgo de la implementación del programa es ser extremista al priorizar al otro en el binomio, sea magnificando el peso del dirigente o, en el otro extremo, el desdibujar el rol del otro dentro del método y del “contenido”. No contenido entendido solamente como contenido teórico a ser aprendido, sino como propuesta en sentido amplio. ¿Escucharon alguna vez que los rovers se manejan solos?
Sin embargo, ningún extremo es bueno y, aplicar la “pedagogía democrática”, no es erradicar el “enseñar y aprender” (no confundir con el binomio “enseñanza-aprendizaje”) y reemplazarlo solamente por “aprender a aprender” porque el aprender siempre es personal y no puede estar “dirigido” desde afuera.
Por eso insistimos tanto con el rol del adulto, ese “lugar dialéctico” del otro que enseña, donde no solamente el adulto ocupa un lugar, sino también el joven. En este sentido el enseñar es generar situaciones de aprendizaje.
Acotarse a propuestas rígidas que limitan la posibilidad real de explorar por parte del joven y ahogan la creatividad va contra la propuesta original de Baden-Powell que promueve un rol activo del joven en su auto-formación.
Extremar el rol del dirigente o el valor de ciertos contenidos por encima del aprender haciendo es un riesgo de implementación al que también debemos estar atentos.
Otro riesgo de la implementación del programa es ser extremista al priorizar al otro en el binomio, sea magnificando el peso del dirigente o, en el otro extremo, el desdibujar el rol del otro dentro del método y del “contenido”. No contenido entendido solamente como contenido teórico a ser aprendido, sino como propuesta en sentido amplio. ¿Escucharon alguna vez que los rovers se manejan solos?
La semana próxima empezaremos a analizar las diferentes metodologías para actualizar el Programa del Movimiento Scout.
Siempre listo, rodrigo
Rodrigo Gonzalez Cao
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