Cuando mencionamos el temor al vacío no hablamos de alguien que sufre vértigo al asomarse a un balcón, sino la desesperación que observamos en ciertos equipos territoriales de "llenar" una lista de cargos con nombramientos de dirigentes, sin evaluar a conciencia si todos ellos son necesarios para la tarea de Animación Territorial del Programa de Jóvenes que planean llevar adelante.
Por lo general, en muchos niveles de animación territorial suele existir una preocupación superlativa por completar todos los puestos que menciona el Reglamento General de la asociación.
Esta ansiedad por "colgarle el pañuelo" a todo el que pasa por la puerta con tal de mostrar que tenemos asistentes de todos los colores pesa más que la decisión de captar aquellos dirigentes institucionales que reúnan los perfiles necesarios para llevar adelante los requerimientos de cada rol.
Sin entrar en una crítica despiadada ni en generalizaciones injustas, podemos afirmar que el volcar todas las energías en completar las posiciones previstas en el organigrama ideal que establece el reglamento puede llevar a convocar a dirigentes y educadores que terminarán ocupando esas responsabilidades por la presión de las autoridades territoriales sin tener la capacidad, ni el tiempo, ni las competencias necesarias para desempeñar el cargo para el cual se los convoca.
Por otra parte las expectativas que tienen los educadores respecto de las personas responsables de la animación territorial son escasas y poco específicas.
Esto contribuye a que la acción del animador se limite a las tareas estereotipadas que describiremos más adelante o que, en algunos casos,los emprendimientos para acompañar y mejorar las prácticas educativas de los dirigentes de unidad sean vistos como una invasión, o una carga más a las obligaciones que la asociación “impone” a los grupos.
Siempre listo, rodrigo
Rodrigo González Cao
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