La solidaridad en el Movimiento Scout
La solidaridad es una convicción que se vive y se aprende mediante la acción, especialmente el servicio, la convivencia en pequeños grupos y el testimonio.
La solidaridad es la convicción que nos impulsa a construir un mundo mejor y se basa en la conciencia de la interconexión humana en la que todos somos hermanos y la responsabilidad compartida por la Casa Común. La fraternidad es un amor que trasciende barreras y la amistad social es una apertura a todos.
La solidaridad es un valor arraigado en la Ley y la Promesa Scout y contrasta con el individualismo.
Por eso da importancia al otro, reconoce la riqueza que reside en compartir y ayudar, descubriendo la propia capacidad de dar y de recibir.
La solidaridad es un llamado a reemplazar la competencia por la cooperación, a luchar contra el egoísmo y el aislamiento, y a reconocer la alegría del otro como propia. Esta forma de relacionarse con los demás busca ser trasladada a todos los ámbitos de la vida.
El servicio es visto como la expresión concreta de la solidaridad y el compromiso con los demás. Desde las acciones más simples en las ramas menores ("favor a alguien", "buena acción diaria") hasta proyectos más complejos en ramas mayores ("gesto fraternal", "empresas de servicio", "servicio al otro"), el servicio es una herramienta privilegiada para aprender pensando en el otro. Permite explorar realidades, conocerse a sí mismo, descubrir culturas, valorar y respetar a los demás, y contribuir a la comunidad.
La convivencia en patrullas o equipos, fundada en el afecto común y en el marco de la Ley Scout, es un espacio donde se aprenden a vivir los valores. El sistema de patrullas fomenta la cooperación y ayuda a los jóvenes a superar una visión individualista para considerar al resto de la sección de manera solidaria.
La Ley Scout es un código de valores que guía las acciones y fomenta el desarrollo del carácter. La adhesión voluntaria a estos valores, incluyendo la solidaridad, es fundamental para el desarrollo integral del joven y para la construcción de su proyecto de vida.
La solidaridad es indispensable para enfrentar los desafíos del contexto actual, contribuyendo a la construcción de sociedades más justas y a "dejar el mundo un poco mejor". Se relaciona con la ciudadanía activa y la participación comprometida.
La solidaridad es vista como pensar y actuar en términos de comunidad, priorizando la vida de todos sobre la apropiación de bienes por parte de algunos, y luchando contra las causas estructurales de la pobreza y la desigualdad. Se conecta con la caridad política que busca el bien común y un amor preferencial por los últimos, los marginados y más vulnerables.
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