Caminamos en un contexto volátil incierto, complejo y ambiguo (VICA)

Caminamos en un contexto volátil incierto, complejo y ambiguo (VICA)

Hace unos días arrancamos con una rutina de posteos diarios sobre el cambio de época. 

La complejidad del tema y las múltiples aristas del poliedro que conforma este fenómeno social actual nos obliga a fraccionar las publicaciones para que no sean largos textos que terminen aburriendo y espantando a los lectores. 

Sin perjuicio de ello, hay atrás un esfuerzo por desarrollar en cada posteo diario, al menos, un tema concreto que favorezca el debate y el intercambio de ideas en los comentarios al pie.

Hasta aquí venimos diciendo que en este cambio de época la única certeza es la falta de certezas. 

Como todo movimiento de dimensiones globales el Movimiento Scout enfrenta un contexto VICA: volátil, incierto, complejo y ambiguo (VUCA en inglés). Otros actualizan este acrónimo en la palabra “RUPT” (ruptura) que representa: rápido, impredecible, paradójico y entrelazado.

El sociólogo Zygmunt Bauman define a este cambio de época en el cual se diluyen las certezas sólidas como un tiempo "líquido".

Ambas definiciones, tanto VICA como RUPT, expresan el concepto de “modernidad líquida” de Bauman en la cual se diluye el sentido de pertenencia social y se acrecienta la individualidad debido a los cambios disruptivos que introduce la tecnología y su impacto en los hábitos sociales y de consumo.

Y, en este contexto volátil e incierto, algunas cuestiones que en el siglo pasado eran asumidas como estables (los matrimonios, el trabajo, la carrera) se disuelven en un mar de ambigüedades y complejidades.

El mundo cambia a ritmo veloz y el esfuerzo por comprender esos cambios y convivir con ellos puede resultar estresante.

El sociólogo Zygmunt Bauman resume esta volatilidad en ideas como “modernidad líquida”, “sociedad líquida”, “amor líquido” y “educación líquida“, las cuales se refieren a este contexto volátil, incierto, complejo y ambiguo del actual cambio de época.

Bauman asegura que este cambio de época impone una cultura líquida  que fomenta el desinterés, la discontinuidad y el olvido:

“Todo cambia de un momento a otro, somos conscientes de que somos cambiables y por lo tanto tenemos miedo de fijar nada para siempre” (Bauman, 2012).

Sin embargo, Bauman defendió la educación como un espacio en el cual formar ciudadanos que recuperen el espacio público de diálogo y sus derechos democráticos, frente a la concepción de educación como producto más que como proceso. Sin dudas, una línea de pensamiento coincidente con la propuesta de B-P para el Movimiento Scout.

En su libro “Los retos de la educación en la modernidad líquida” (2005) Bauman propone una redefinición del hecho educativo en la época de la modernidad líquida.

En esta “modernidad líquida” los estímulos diluyen el sentido de pertenencia social y la preocupación por el otro. 

En contraposición, fomentan el individualismo egoísta en un contexto de virtualidad exponencial que nos aísla de la realidad concreta.

El consumismo, las ofertas que expiran rápidamente y la inmediatez en la satisfacción se originan en una búsqueda aspiracional desesperada por pertenecer al grupo de los “incluidos” que nos “vende” el consumismo desenfrenado.

La sensación de seguridad al aislarse, frente al temor de salir a un mundo inseguro, va minando las habilidades de convivencia y de construcción social compartida, a la vez que instala la lógica del “no hables con extraños” para justificar la auto segregación de los que piensan diferente (me asocio solamente con los que piensan como yo y me aparto de los distintos). Esta lógica acrecienta las “grietas” entre diversos colectivos sociales.

La frutilla del postre de la modernidad líquida es un Estado que antes garantizaba la seguridad, las reglas estables, algunas certezas a futuro y la libertad y que ahora no puede ejercer ese rol, alimentado el “sálvese el que pueda”. Esto disuelve la cohesión social.

Como ya señalamos, estamos sumergidos en una "economía de vigilancia" en la cual las plataformas y redes sociales se apropian de nuestras experiencias vitales privadas y las convierten en predicciones de consumo que comercializan en su propio provecho.

A partir de dichos "productos predictivos" las redes y aplicaciones nos bombardean con ofertas que expiran rápidamente y nos contagian la adicción al consumismo inmediato y desenfrenado.

La lógica del "llame ya" nos impone la inmediatez en la satisfacción a través de las plataformas virtuales. No se puede esperar, ¡hay que comprarlo ya!

Y, a su vez, esta mezcla de virtualidad y egoísmo fomenta la sensación de seguridad al aislarse y, a su vez, el temor de salir a un mundo inseguro.

El aislamiento, que antes era en un espacio "seguro" como podrían ser los grandes centros comerciales cubiertos ("shopping centers", "malls"), hoy se digitaliza y se nos ofrece a través de un gran abanico de opciones a través de las "pantallas" (consumo a través de streaming, juegos en redes virtuales).

Pero la interacción a través de las pantallas no es inocua, el algoritmo que gobierna tras bambalinas a las aplicaciones y plataformas nos recomienda las opciones que se ajustan a nuestro perfil (perfil que construyó a partir de la captura de nuestra experiencias vitales privadas).

Y en ese "sesgo" de confirmación, navegamos limitadamente con "anteojeras" por el mundo virtualizado sectorizado, "tuneado" y "customizado", confirmando nuestros propios sesgos y aislándonos de quienes piensan diferente.

Este progresivo aislamiento alimenta la “grieta”, la segregación, la diferenciación, el temor al diferente y, en definitiva, la lógica egoísta del “me salvo yo y no me importa el otro”. Lógica que impide cualquier acuerdo social e impone la “ley de la selva” (que no es precisamente la que Baloo le enseñaba a Mowgli en los relatos de Kipling, sino más bien, la lógica sin ley del pueblo de los Bandarlog).

Esto, en el fondo, favorece el desvío de atención y tiene consecuencias sociales como la desmotivación para cambiar las estructuras injustas.

Al aislarnos en nuestras seguridades perdemos el intercambio con los otros como espacio donde se encuentran lo personal y lo común, los derechos y los deberes, nuestros intereses individuales y el bien común colectivo. 

Hasta aquí, como verás, al igual que la anécdota de las ranas sumergidas en la crema que nos relata Baden-Powell en la Fogata 21 de su libro "Escultismo para muchachos" podemos darnos por vencidos y hundirnos en esta dictadura de un presente absoluto, siempre cambiante y que se nos escapa como agua entre los dedos.

O, por el contrario, perseverar desde las convicciones de la Ley Scout.

Ante esto cabe preguntarnos: ¿Qué papel debe tener el Movimiento Scout? ¿Cómo llevar a la práctica el llamado a ejercer la ciudadanía activa que propone B-P?

De aquí lo valioso de la aplicación plena del Método Scout y, especialmente, de la pertenencia a pequeños grupos y la participación plena de los jóvenes en los órganos de cogobierno de las secciones en cada unidad educativa local, en cada Grupo Scout de nuestro dilatado territorio.


¿Te interesa el tema? 

En los próximos posteos los invito a que intercambiemos ideas sobre el vínculo de estas realidades con las situaciones sociales de desencanto y descontento y cuál pudiera ser la postura del Movimiento Scout ante ellas.

Me disculpo de antemano si vamos poco a poco para que no se haga largo. Les agradezco su paciencia y crean que hago un gran esfuerzo por ser sintético y, a la vez, expresar con claridad cada idea para que no se malinterprete por tratarla superficialmente. 

Abro el texto al debate e intercambio de ideas y los invito a compartir sus pareceres, de manera respetuosa y sin dobles intenciones, a través de los comentarios de esta publicación.

Siempre listo, rodrigo

Rodrigo González Cao

Disclaimer - Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresados en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la opinión oficial de ninguna asociación scout. Para evitar malentendidos aclaro, en consecuencia, que la presente es mi opinión personal y que actualmente no estoy afiliado a ninguna asociación scout puntual y las ideas que expreso solamente me representan a mí, no intentando arrogarme la representación de nadie más. Comencé a participar del Movimiento Scout desde que era Lobato con 10 años y en este tiempo he transitado por diferentes asociaciones scouts. Hoy tengo 50 y trato de compartir mi visión e intercambiar respetuosamente pareceres con quienes quieran hacerlo en buenos términos y sin hablar despectivamente del otro. Por eso aclaro al lector desprevenido que las opiniones publicadas son escritas a partir de mi experiencia scout personal y, al menos conscientemente, no es mi intención realizar juicios de valor o sentencias que pontifiquen a unos y descalifiquen a otros. Agradeciendo recíprocamente la misma intencionalidad de todo aquel que desee iniciar un intercambio de ideas sobre ellos, los invito a expresarse con el mismo en los comentarios habilitados en las redes sociales en las cuales participo. La intención al compartir estas ideas es que puedan ser interpretadas por cada uno de forma personal y adaptadas a la realidad y contexto de cada lector según su propia experiencia y la situación particular de la asociación scout en la cual participa. Pido disculpas de antemano si involuntariamente alguno se siente incómodo con alguna de las lecturas, sepa que no ha sido mi intención incomodar a nadie.

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