El Scout sabe obedecer, elige y actúa con responsabilidad

Respecto de esta afirmación tengo en mi recuerdo una anécdota que leí de adolescente en el “Manual para Scouts” de la Oficina Scout Interamericana (Costa Rica, 1981, página 54):


“Un distinguido oficial francés preguntó una vez a la madre de George Washington: ‘¿Cómo hizo usted para criar un hijo tan bueno?’ y su respuesta fue:
‘Le enseñé a saber obedecer’.”

Para los Scouts, saber obedecer no es someterse a los caprichos del "Amo" o de la autoridad en forma acrítica. Baden-Powell lo plantea desde la cooperación y la pertenencia activa a pequeños grupos, lo que hoy llamamos el "Sistema de Patrullas".

El joven que se integra a un pequeño grupo y asume responsabilidades ante sus pares, antes de saber dirigir, debe aprender a obedecer.
Esos dos son los pilares del sistema de patrullas: el desarrollo de las habilidades de cooperación para luego desarrollar las habilidades de liderazgo.

Quiero hacer notar que la redacción original del artículo hacía hincapié en la obediencia debida (El Scout obedece sin réplicas), sin embargo la redacción actual que introdujo Scouts de Argentina hace 10 años ha evolucionado hacia los valores de la Libertad y la responsabilidad ante las decisiones.

Porque además de saber obedecer, el Scout elige y actúa con responsabilidad.
El asumir progresiva y activamente responsabilidades y hacerse cargo de las elecciones y compromisos asumidos es el otro objetivo del Sistema de patrullas.

Sin dudas, el elegir y actuar responsablemente nace de la educación en "ciudadanía activa" que B-P pone como eje del programa del Movimiento Scout.

La libertad de decisión implica poder no sólo optar ante distintas alternativas, sino hacerse cargo de la opción que se ha tomado (incluyendo las consecuencias de dicha elección).

Algo que parece tan obvio no lo es hoy en día para muchos adultos que viven una "adolescencia existencial".

El anterior precepto de la obediencia “sin réplica” implicaba una pasividad ante la decisión del otro y Baden-Powell critica la "ciudadanía pasiva", el ser un mero espectador resignado.

En contraposición, la libertad de elegir dignifica a la persona, aunque es insuficiente para su pleno desarrollo si no se complementa con la asunción de las consecuencias y responsabilidades que surgen de esa opción activa.

Para comprender este artículo de la Ley Scout en su plenitud, debemos "liberarnos" de ciertos formateos que nos ha impuesto la realidad socio-política a las asociaciones scouts donde la concepción original de Baden-Powell fue "realineada" por ciertas clases sociales acomodadas  y por la religión, para evitar la "captura" de esa masa de jóvenes por movimientos "filo comunistas" en los años '70.

¿Alguna vez nos detuvimos a analizar cómo se contraponen la propuesta de ser “más scouts para ser mejores ciudadanos” que cobró fuerza luego de la recuperación democrática con el giro hacia “ciudadanía pasiva”?

Baden-Powell alertaba sobre el escollo de ser mero espectador de la vida, es decir, ser un "ciudadano pasivo" cuyo proyecto de vida se limitaba a conseguir un empleo, respetar las leyes y dejar que otros arreglen el mundo.

Participar activamente nace de la Fogata 26 del libro "Escultismo para Muchachos" y es definido por B-P como el tomar parte activa en el "juego".

En tal sentido, si pretendemos que los Rovers lleguen a ejercer una "ciudadanía activa", previamente debemos generar los espacios adecuados en la evolución del programa para que los niños y los jóvenes sean los protagonistas y, en consecuencia, sean ellos quienes deciden sobre las actividades a realizar, con el acompañamiento atento de los educadores scouts.

Lamentablemente si damos vuelta esa lógica y el juego pasa a estar a cargo de los adultos, ya de "chiquitos" les vamos podando esos brotes de ciudadanía activa.

Las consecuencias de girar hacia la “ciudadanía pasiva” están a la vista de todos: a los servicios rovers y la empresas de los Caminantes les cuesta ir "hacia el afuera", hacia el otro y trascender la mera recolección de ropa y comida ante una inundación o hacer el cordón de seguridad en las procesiones de la Iglesia del barrio.

Sin dudas es mucho más difícil salir a conocer la realidad del otro, porque duele y contrasta con nuestras comodidades.

Sin embargo, ese deseable "elegir y actuar con responsabilidad" generará que luego de conocer de primera mano lo mal que la pasa el otro, poner manos a la obra para generar acciones concretas (ejercer la "ciudadanía activa") en pos de cambiar esa situación de exclusión o desventaja.

Y poner manos a la obra no es solamente ir un día y calmar la conciencia, es también reaccionar ante la falta de derechos de quienes son iguales a nosotros.

Con pena muchas veces asistimos pasivamente al encapsulamiento (y finalmente expulsión, tanto explícita como autoexclusión) de quienes asumen ese compromiso con los valores a los que se comprometieron.

Siempre listo, rodrigo

Rodrigo Gonzalez Cao

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