En el Movimiento Scout la idea de “aprender a aprender” a través de la acción se apoya en, al menos, tres dinamismos característicos del Scoutismo:
- Aprender haciendo: El programa del Movimiento Scout se centra en la acción, no en charlas magistrales. A partir del “auto-aprendizaje” que propone Baden-Powell en su libro “Escultismo para Muchachos” los jóvenes aprenden por sí mismos a través de la observación, el descubrimiento, la innovación y la experimentación. Si tu Sección logra crear un espacio donde se pueda probar sin temor a los errores, los jóvenes podrán pasar de la pasividad receptiva de alguien considerado como destinatario del programa, a la creatividad de quien es puesto en situación de ser protagonista. Desde esta perspectiva, el conocimiento y las habilidades adquiridas se intensifican y consolidan, la norma descubierta reemplaza a la norma impuesta y la disciplina interior sustituye a la disciplina exterior.
- Aprender jugando: Como ya hemos visto el juego está presente en el Movimiento Scout en todas las edades, no es algo privativo de los Lobatos y Lobeznas. El juego es el educador privilegiado que invita a cada participante a desempeñar diferentes roles, aceptar reglas, asociarse con otros, asumir responsabilidades, medir sus potencialidades, disfrutar sus triunfos, saber perder y evaluar sus aciertos y errores. A través del juego se multiplican las posibilidades de experimentar, imaginar, vivir aventuras, proyectar, construir y recrear la realidad. Por eso el Método Scout privilegia al juego como espacio de experimentación donde el joven es actor protagónico.
- Aprender por el servicio: Desde pequeños el Movimiento Scout promueve en niños y jóvenes el hábito de la solidaridad. A partir del “favor a alguien” de la Manada, pasando por la “Buena Acción Diaria” en los Scouts y el “Gesto Fraternal” y las “Empresas de servicio” en los Caminantes hasta el Servicio al otro en los Rovers, el Scoutismo promueve desde su programa que pensar en el otro sea también una oportunidad de aprendizaje. En el sitio de Mafeking, durante las Guerras Boers en Sudáfrica, Baden-Powell descubrió el valor de los jóvenes en diferentes servicios, si se le da un sentido a lo que hacen. Esa experiencia determinó que la solidaridad y el compromiso con los otros sea uno de los valores promovidos en la Ley Scout y que el servicio haya sido empleado por el Método Scout como una herramienta privilegiada. Además de resolver un problema o aliviar el sufrimiento del prójimo, el servicio es una manera de explorar otras realidades, de conocerse a sí mismo, de descubrir otras culturas e idiosincrasias, de valorar y respetar a los otros y de cumplir el mandato del Fundador de construir un mundo mejor.
Siempre listo, rodrigo
Rodrigo González Cao
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