La construcción del proyecto de vida en el Movimiento Scout

No podemos olvidar que uno de los objetivos de la construcción del proyecto de vida es la integración de todos los aspectos de la personalidad del joven (espiritual, social, afectivo, carácter, físico). Para ello el joven progresivamente trabaja en armonizar los diferentes aspectos de su vida.
El Movimiento Scout privilegia la dimensión humana de la vocación y cree que cada joven tiene una misión en su vida.
A su vez, esta conciencia de sabernos valiosos y reconocer valiosos a los otros, va madurando progresivamente en los pequeños grupos (patrullas, equipos) y se va adquiriendo en un ambiente que la favorece.
La Ley Scout invita a encarnar la dimensión vocacional de la vocación a la vida, que es la primera y fundamental llamada. Vivir con la conciencia de saber quién soy y para qué sirvo. Esto desemboca en una cultura vocacional, donde la pregunta por la vida y su sentido surge casi espontánea y dónde la respuesta se impone como una necesidad a resolver.
La vocación no se adecua necesariamente a las cualidades, no es una fotocopia exacta de lo que uno sabe hacer, no se elige solamente en función de las propias dotes y cualidades ni de un test de aptitud. En otras palabras, si el joven elige como ideal de vida algo inferior, aunque sea mínimamente, a su posibilidades, o algo fácilmente asequible a sus medios, o algo simplemente acorde con sus capacidades y su medida, no se construirá a sí mismo ni su futuro, sino que estará condenado al aburrimiento del sinsentido, peligrosa y frecuente antesala de la desesperación.
He aquí algunas intervenciones para alcanzar tal objetivo:
- un ambiente educativo, en el que se viven los valores scouts, con una presencia cercana y significativa de educadores que viven con alegría la propia vida como vocación, con pluralidad de propuestas que ayudan al joven a vivir una cultura vocacional de don y de servicio.
- Una visión vocacional de la vida, que ayude a cada joven a descubrir los propios recursos y a hacerlos fructificar al servicio de los demás, a descubrir el sentido positivo del estudio y del trabajo, a madurar las motivaciones para elegir estudios o trabajo;
- La promoción de proyectos de servicio, en los que los jóvenes vivan una experiencia positiva de formación, de acompañamiento personal, de compartir y de comprometerse por los demás;
- Propuestas de espiritualidad y de servicio solidario hacia los más necesitados, que ayuden a madurar las actitudes vocacionales básicas: la gratuidad y la solidaridad.
Siempre listo, rodrigo
Rodrigo Gonzalez Cao

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