La "caja de herramientas" para explorar lo invisible

Para salir a explorar lo invisible es importante llevar en nuestra mochila, al menos, cinco herramientas que se ofrecen más abajo. No son exclusivas del desarrollo espiritual, pero pueden tener una especial importancia para esa tarea del Programa de Jóvenes del Movimiento Scout.
  • Aprender haciendo: El Método Scout propone aprender haciendo como la forma de llevar adelante la propuesta pedagógica scout. Toda actividad, incluso el explorar lo invisible llegará mejor a los jóvenes cuanto más se relacione con sus vivencias y preocupaciones personales. Si bien la elección, organización y ejecución de las actividades en el Movimiento Scout es realizada principalmente por los jóvenes, a veces, el dirigente scout debe sugerir actividades que presenten nuevas experiencias a los scouts. Como en toda intervención pedagógica, el adulto debe ser prudente y cuidadoso al sugerir esas actividades.
  • Estimular la capacidad de observación: Todo explorador es, ante todo, un buen observador. Sin embargo, a veces, necesitamos ver las cosas desde una nueva mirada. Por ejemplo, durante un juego la atención de algunos puede dirigirse sobre los aspectos que implican al equipo entero, otros pueden atender a un compañero en concreto, otros al equipo adversario, otros a las reglas del juego y puede, incluso, que otros, con la guía del dirigente, sigan cómo se va desarrollando el juego. B-P habla en sus libros del concepto “IMHLALA-PANZI”, el observar recostado, tranquilo e inmóvil. Éste es un don especial que puede ser desarrollado para explorar lo invisible. Durante esas meditaciones, se puede invitar a los jóvenes a prestar atención a sensaciones que perciben a través del cuerpo, del corazón, de la respiración o a los pensamientos que les aparecen de repente.
  • La primera impresión también cuenta: Observar las primeras impresiones puede ser especialmente válido por revelarnos cosas sobre nuestro propio carácter. Una vez comprobamos nuestra primera reacción podemos decidir si queremos reafirmar esa reacción o si queremos cambiar esa faceta nuestra. Esta parte nuestra escondida, a veces es difícil compartirla con otros, pero los dirigentes pueden construir relaciones de apoyo en el seno del grupo y crear espacios para reflexionar sobre esas primeras impresiones o reacciones.
  • Reconocer las propias emociones y sentimientos: Aprender a manejar las emociones y los sentimientos es una parte importante del camino hacia la edad adulta. Muchas veces, cuando uno no sabe cómo manejar ciertas emociones puede sentirlas amenazadoras y, por ende, reprimirse y “esconderlas bajo la alfombra”, pero al acumularse luego se pueden llegar a exteriorizar de forma inoportuna. Encontrar las vías de expresarlas puede resultar difícil, pero con creatividad podemos sugerir actividades que ayuden a los jóvenes a encontrar la forma de expresar sus sentimientos de una manera adecuada.
  • Fomentar los interrogantes: El desarrollo espiritual es uno de los aspectos más exigentes del Programa de Jóvenes del Movimiento Scout. Nuestra espiritualidad es a menudo la parte más preciada de nosotros mismos y no podemos comprometer a los jóvenes en su desarrollo espiritual sin interpelarnos primero y ponernos en tela de juicio nosotros mismos. El “mirar la viga en el ojo propio” puede ser incómodo y, a veces, podemos tener la tentación de suprimir los interrogantes y pasar a cosas más seguras y prácticas. Es necesario tiempo y valor para permitir a los jóvenes plantearse las cuestiones más profundas como por ejemplo: “¿Cómo puedo comprender tal cosa?” “¿Qué respuesta puedo aportar?”, “¿Qué tipo de persona soy y en qué me voy a convertir?
La semana próxima veremos que explorar lo invisible es también una actividad scout y, por lo tanto, debe ser preparada previamente y tener un sentido pedagógico.
Siempre listo, rodrigo
Rodrigo Gonzalez Cao

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