(1) EL APRENDER HACIENDO:
El joven debe encontrar un espacio y oportunidades de jugar y experimentar sin miedo a ser castigado por los errores que cometa.
Al poder realizar sus proyectos sin temor al fracaso logra interiorizar los saberes, las habilidades, competencias y valores que lo acompañarán toda su vida.
(2) LA PERTENENCIA A UN PEQUEÑO GRUPO DE PARES:
El joven no está solo en el Movimiento Scout.
Los jóvenes se relacionan entre sí a través de los pequeños grupos.
La pertenencia al pequeño grupo subordina los intereses personales al bien común, fomentando la abnegación, el dominio de si mismo y la camaradería.
El trabajo en equipos desarrolla progresivamente la responsabilidad, la autonomía, el liderazgo y la cooperación.
Y esos pequeños grupos interactúan en espacios de cogobierno junto a los adultos que los guían y acompañan.
(3) LA GUÍA DEL ADULTO:
El Movimiento Scout considera valiosa la guía de voluntarios adultos adecuadamente capacitados que aconsejen y acompañen a los jóvenes.
No se "mimetizan" con los jóvenes ni se comportan como ellos.
Son orientadores, referentes y compañeros de marcha.
(4) PROGRAMAS PROGRESIVOS DE ACTIVIDADES VARIADAS:
La propuesta educativa del Movimiento Scout es personalizada.
No es un sistema masivo que se replica desde un libro por igual en todos los grupos sin importar el contexto barrial ni los jóvenes a los que se dirige.
El programa de actividades variadas, elegidas por los mismos jóvenes, atiende sus intereses, sus necesidades y las capacidades y habilidades de cada uno.
(5) LA ADHESIÓN VOLUNTARIA A VALORES:
La Ley Scout es una brújula y un mapa, un sistema de referencia.
Es un decálogo de valores formulado en forma positiva y no como prohibiciones.
Es el pivote, el eje alrededor del cual giran los otros 4 elementos y, a su vez, el manto que los envuelve.
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