Un Movimiento en constante movimiento

Con un gran esfuerzo por hacer un recuento a vuelo de pájaro, y a riesgo de haber omitido tantos otros hitos importantes, en las entradas anteriores hemos mencionado que el Programa de Jóvenes que conocemos hoy surge de una construcción gradual y constante que se inicia en Mafeking, se alimenta de Brownsea y de otras experiencias de esa misma época como los “Woodcraft Indians” de Ernest Thompson Seton, y continúa su evolución a lo largo de las siguientes décadas hasta nuestros días.
Así marcamos la propuesta original del libro “Escultismo para muchachos”, luego señalamos el rol de los voluntarios adultos destacada en “Guía para el Jefe de Tropa” y la importancia de su formación como educadores scouts. De allí pasamos a destacar a Michel Menu con su revalorización de la aventura, la recuperación del woodcraft y el sustento religioso que le dio Marcel Forestier a ese nuevo impulso de abrirse al mundo de la post-guerra como resignificación de la ciudadanía activa que proponía Baden-Powell.
Luego rescatamos las figuras de Laszlo Nagy a nivel mundial  como impulsor de un Movimiento Scout cada vez más presente en más países y a Miguel Martagón a nivel regional interamericano al definir que el Programa contiene elementos tales como: Estructuras, Adelanto Progresivo y Marco Simbólico y cómo su integración en un “Programa Scout” posibilita la puesta en práctica del Método Scout. Mencionamos la Conferencia Scout Mundial de OMMS en Melbourne como espacio que señaló que el Programa de Jóvenes es el medio esencial por el que se realiza el propósito del Scoutismo y por el cual los jóvenes se sienten atraídos por el Movimiento Scout y prefieren quedarse. 
Cerramos ese posteo marcando que la 32 ª Conferencia Scout Mundial de OMMS adoptó una Política Mundial de Programa, basado en la idea de que el programa de jóvenes no es algo que se defina de una vez para siempre, sino que debe adaptarse a las necesidades y aspiraciones de los jóvenes de cada generación y en cada país. Pero también reconociendo su análisis crítico sobre la realidad de los Scouts y su propuesta de gradualidad frente a cambios bruscos del Programa.
Esta definición tiene la ventaja de hacer hincapié en que todo lo que hacen los jóvenes en el Movimiento tiene que basarse en las necesidades y aspiraciones de los jóvenes y, a la vez, debe estar orientado hacia el propósito y los principios del Movimiento Scout y, por último, ejecutado incluyendo los elementos del método Scout.
El cuarto de esos posteos puso el foco la "Revisión del Método Scout" que aprobó la 41a Conferencia Scout Mundial de OMMS que se realizó en Baku en Azerbaijan. Concluimos en que el Método Scout debe potenciar a los jóvenes para que desempeñen un papel protagónico en su comunidad cercana como ciudadanos activos, lo que da como resultado una experiencia de aprendizaje permanente.
El otro elemento clave en las referidas Políticas es que se refieren a un programa "por" los jóvenes, a diferencia de un programa "para" los jóvenes. Esto significa que es un programa desarrollado a partir de las aspiraciones de los jóvenes, y con su participación, ya que son los principales agentes de su propio desarrollo. Esto no significa, sin embargo, el rechazo de una presencia estimulante y educativa de los dirigentes adultos.
Cuando Baden-Powell visitó Argentina y Chile en 1909, en un improvisado discurso en el Instituto Nacional de Chile, describió su concepto de educación con la imagen de la carnada que el pescador pone al final de su gancho (por ejemplo, un gusano o un insecto), la cual no tiene nada que ver con lo que le gustaría comer al pescador, sino que, por el contrario, corresponde al gusto de los peces.
Es decir, los jóvenes no se van a acercar al Movimiento porque están interesados en el desarrollo armónico de su personalidad, sino que se convierten en Scouts porque se les ofrece la oportunidad de participar en actividades atrayentes.
Sin embargo, nosotros como dirigentes sabemos que una actividad tiene que ser algo más que atrayente para que sea educativa. Por ejemplo, que ayude a los jóvenes a adquirir las habilidades que necesitan para desarrollarse.
El papel del adulto es canalizar la motivación de cada joven y su entusiasmo en un proceso educativo natural. Por eso, promovemos que el programa se base en objetivos educativos.
Un programa que sólo propone actividades sin destacar los objetivos educativos que subyacen a estas actividades corre riesgo de caer en la trampa del "activismo": las actividades se repiten de forma pasiva y su calidad disminuye gradualmente.
En síntesis, cuando un programa no está orientado a objetivos es difícil percibir hacia dónde va y también será complejo adaptarse a las nuevas necesidades, convirtiéndose en obsoleto con el tiempo.
La semana próxima profundizaremos un poco más el rol protagónico de los jóvenes en el programa del Movimiento Scout.
Siempre listo, rodrigo
Rodrigo Gonzalez Cao

(Disclaimer: Participo del Movimiento Scout desde Lobato y he transitado por diferentes asociaciones scouts en mi vida. Por eso aclaro al lector desprevenido que los artículos publicados son escritos a partir de mi experiencia scout personal y, al menos conscientemente, no es mi intención realizar juicios de valor o sentencias que pontifiquen a unos y descalifiquen a otros. La intención al compartirlos es que puedan ser interpretados por cada uno de forma personal y adaptados a la realidad y contexto de cada lector según su propia experiencia y la situación particular de la asociación scout en la cual participa. Pido disculpas de antemano si involuntariamente alguno se siente incómodo con alguna de las lecturas).

Nota original, 18 de setiembre de 2010: https://scouts2012.blogspot.com/2010/09/una-metodologia-entre-tantas-para.html

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