La importancia de la recuperación de la experiencia en cada actividad que realizamos en la nueva normalidad

La irrupción inesperada de las medidas sanitarias de aislamiento y distanciamiento originadas en la pandemia actual nos han impuesto, por unos meses, un parate a la forma en la que previamente realizábamos las actividades en el Movimiento Scout.
Dado el carácter dinámico del Movimiento Scout y su tradición de innovar para superar cada una de las crisis que ha atravesado en los últimos cien años (y salir airoso de ellas), hemos visto como muchas unidades educativas locales han trabajado en mantener vivos los vínculos de los jóvenes que participaban de sus actividades.
Algunos han organizado reuniones virtuales a través de medios telemáticos, otros han improvisado intercambios por correo u otras formas novedosas que, sin violar las normas que impedían el contacto físico cercano y el salir de casa, sortearon con una sonrisa las dificultades y mantuvieron viva la llama del Espíritu Scout como propone la Ley Scout.
También vemos como en algunos lugares se han organizado actividades de servicio comunitario para ejercer la ciudadanía activa que nos propone Baden-Powell y, en determinados lugares donde ha bajado significativamente la circulación comunitaria del virus y las autoridades sanitarias locales han relajado las restricciones vemos como, poco a poco, se retoman ciertas actividades observando las distancias y protocolos que recomendan los especialistas.
Los objetivos educativos del Movimiento Scout no se logran solos o por el simple paso del tiempo.
En cada unidad educativa local los Scouts realizamos actividades para lograr los objetivos que nos proponemos, tanto a nivel general, como cada uno de los jóvenes en forma personal.
El Movimiento Scout sostiene que los jóvenes son los protagonistas de las actividades.
Eso quiere decir que ellos las proponen y eligen por sí mismos; y las preparan, desarrollan y evalúan con el apoyo de los voluntarios adultos que los acompañan, guían y orientan.
De cada actividad que realizamos surgen experiencias que cada uno vive de una manera diferente y con una intensidad diferente.
Los jóvenes aprenden a través de las experiencias que obtienen en las actividades.
Las experiencias son personales.
La experiencia es una relación personal del joven con la realidad.
Los educadores scouts no podemos intervenir la experiencia, ni manipularla, ni preverla con certeza. Pero sí podemos actuar sobre las actividades, para que favorezcan experiencias conducentes a la obtención de las conductas previstas en los objetivos.
Debemos tener presente que la realización de una actividad no produce automáticamente el logro de un determinado objetivo.
Las actividades contribuyen al logro de los objetivos educativos de manera paulatina, secuencial y acumulativa.
Siempre listo, rodrigo
Rodrigo González Cao

(Disclaimer: Participo del Movimiento Scout desde Lobato y he transitado por diferentes asociaciones scouts en mi vida. Por eso aclaro al lector desprevenido que los artículos publicados son escritos a partir de mi experiencia scout personal y, al menos conscientemente, no es mi intención realizar juicios de valor o sentencias que pontifiquen a unos y descalifiquen a otros. La intención al compartirlos es que puedan ser interpretados por cada uno de forma personal y adaptados a la realidad y contexto de cada lector según su propia experiencia y la situación particular de la asociación scout en la cual participa. Pido disculpas de antemano si involuntariamente alguno se siente incómodo con alguna de las lecturas).


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