El juego como motor del desarrollo en el Movimiento Scout

¿Sabías que el corazón del método scout es el juego?
Robert Baden-Powell dedujo la pedagogía scout de la observación del juego social espontáneo. El Método Scout se concibe como un "gran juego", y esta cualidad es su mayor atractivo para niños y jóvenes.

En el Día Internacional del Juego nos parece importante destacar la importancia del juego en la propuesta pedagógica del Movimiento Scout y en el desarrollo integral de las juventudes.

Para los jóvenes, el juego no es algo trivial, es algo serio. Es la forma en que exploran el mundo, descubren sus posibilidades y limitaciones, y se ponen a prueba.

El juego es el educador privilegiado que invita a cada participante a desempeñar roles, asumir reglas, asociarse con otros y aceptar responsabilidades. A través del juego, se multiplican las posibilidades de experimentar, imaginar, vivir aventuras, proyectar, construir y recrear la realidad.

El Programa de Jóvenes, al igual que el juego, actúa como un mediador entre la persona y su entorno, proporcionando un espacio de experimentación.

La estructura de cada grupo de edad está diseñada como una estructura para el juego.
El marco simbólico, con sus elementos como nombres de rama, uniformes, insignias, canciones y ceremonias, ayuda a crear una atmósfera que transmite los valores y el propósito del Movimiento y los hace accesibles a los jóvenes. Se basa en la inclinación natural de los jóvenes hacia la imaginación, la aventura, la creatividad y la inventiva para estimular su desarrollo.

En el Movimiento Scout, el juego organizado es particularmente valioso, ya que atrae a los jóvenes y facilita el aprendizaje. En él, aprenden sobre ganar y perder, la importancia de ponerse en el lugar del otro, controlar impulsos y compartir habilidades con sus pares. Este aprendizaje se produce de manera natural y progresiva a través de juegos y actividades atractivas, a menudo sin que los jóvenes se den cuenta.

El rol del adulto en este proceso es fundamental, actuando como facilitador para acentuar el carácter educativo del juego. El adulto ayuda a crear un ambiente saludable y anima a los jóvenes a realizar actividades que promuevan la ciudadanía. Sin embargo, los adultos no deben jugar como los jóvenes; su papel es guiar, aconsejar, proponer y proteger, observando y facilitando el proceso para que los jóvenes asuman responsabilidades y se desarrollen.

El juego en el Movimiento Scout contribuye al desarrollo integral del joven, abarcando sus dimensiones física, intelectual, emocional, social y espiritual. Permite que los jóvenes experimenten un código de vida, enfrenten responsabilidades, vivan relaciones con sus pares y adultos, y trabajen hacia metas personales y colectivas. Las actividades y los desafíos crecen progresivamente con la edad del joven, apoyando su autoeducación.

En resumen, el juego es mucho más que entretenimiento en el Movimiento Scout. Es la herramienta pedagógica central que, aplicada a través del Método Scout, permite a los jóvenes explorar, experimentar, aprender valores y habilidades para la vida, y convertirse en ciudadanos activos y responsables.

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