La configuración de la identidad y la relación consigo mismo
La relación con uno mismo enfoca las energías en el desarrollo personal. La configuración de la identidad es un proceso clave para que cada joven pueda asumir esta responsabilidad de su propio desarrollo.
La configuración de la identidad es una tarea dinámica que se despliega a lo largo de toda la vida, requiriendo redefiniciones y ajustes permanentes. Implica una actividad de reflexión y autointerpretación, mediante la cual el sujeto integra nuevos elementos a su autocomprensión. Se percibe más claramente cuando se piensa en el yo de manera narrativa, enlazando las experiencias para dar sentido a quién se es.
Si bien es un proceso continuo, la configuración de la identidad se hace particularmente consciente e importante durante la etapa adolescente. Es un período en el que cada joven debe integrar lo que ha sido en la infancia con lo que aspira a ser en el futuro, conciliando su propia percepción con lo que otros ven y esperan de él.
La definición de la identidad tiene un carácter moral. Formar una identidad adulta no es solamente una adaptación funcional, sino que implica reflejar el despliegue de la autonomía como un ser moralmente responsable y autor de su propio destino.
La identidad no puede ser comprendida sin una idea de aquello que se valora en la vida y de la orientación valiosa que nutre la vida del sujeto.
La construcción de la identidad es inherentemente un diálogo y depende de la interacción con los demás, lo cual requiere el reconocimiento recíproco en distintas etapas de integración social.
El reconocimiento de otros sobre las actividades o capacidades de una persona como socialmente valiosas contribuye a la autoestima y la seguridad del propio valor, por eso es tan importante el sistema de patrullas y la pertenencia a pequeños grupos.
En ese sentido, otro elemento importante es la asunción progresiva de responsabilidades. Un criterio fundamental del respeto mutuo es considerar a una persona como un sujeto moral a cargo de su propia vida, lo cual se relaciona con el desarrollo de la autonomía y la identidad. La falta de reconocimiento puede generar situaciones de menosprecio y dificultar la autocomprensión positiva.
La configuración de la identidad está íntimamente relacionada con el desarrollo de la autonomía. La adolescencia es una etapa cuyo significado moral principal es preparar a las personas para asumir autoridad sobre sus vidas y desarrollar sus capacidades de autonomía. La autonomía implica la capacidad de dirigir la propia vida según criterios y valores personales.
La configuración de la identidad es fundamental porque permite al joven definir quién es y qué valora, lo cual es un prerrequisito para poder asumir la responsabilidad de su propio desarrollo.
Ser responsable del propio desarrollo implica tener una idea clara de la persona que se desea ser y de los valores que guiarán ese crecimiento.
El proyecto de vida es la manifestación concreta de esta identidad en desarrollo y de la responsabilidad asumida.
El proyecto de vida contiene convicciones relevantes sobre el "deber ser" que cada joven integra. La construcción del proyecto de vida busca integrar todos los aspectos de la personalidad y está ligada a la vocación y misión personal.
Los voluntarios adultos acompañan a cada joven en el Movimiento Scout para que haga propio el proyecto de vida que ha elegido, lo cual refuerza el vínculo entre identidad (elección personal) y el proyecto (el camino elegido).
La configuración de la identidad no es un principio separado, sino un proceso educativo esencial que permite a cada joven vivir plenamente la relación consigo mismo.
Al ayudar al joven a reflexionar sobre sí mismo, a integrar sus experiencias, a definir sus valores y a reconocerse como un sujeto moralmente responsable y autor de su destino, el Movimiento Scout facilita la asunción de la responsabilidad por su propio desarrollo y la construcción de su proyecto de vida.
Elementos del Método Scout como el "entrenamiento hacia el autogobierno" dentro de la "pertenencia a pequeños grupos", que incluye el desarrollo del carácter, y la progresión personal que se basa en objetivos educativos y permite al joven hacerse cargo de su autoformación, contribuyen directamente a la configuración de la identidad y al desarrollo de la relación para consigo mismo.
La Ley y la Promesa Scout también ofrecen un sistema de valores que el joven puede integrar a su proyecto de vida, orientando así su identidad y desarrollo personal de acuerdo con los principios del Movimiento.
También puedes encontrar material de tu interés en:
+ El Blog del Educador Scout: https://scouts2012.blogspot.com
Encontrarás más material que he escrito sobre el Movimiento Scout en:
+ El Programa de Jóvenes del Movimiento Scout en el siglo 21: http://tinyurl.com/programa-de-jovenes-scouts
8. Ulises y la Odisea de la juventud en el siglo 21: https://tinyurl.com/ulises-jovenes-scout
10 - El cambio de época y las juventudes: la respuesta del Movimiento Scout: https://tinyurl.com/cambioepocal-ppt
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