Viviendo el “aprender haciendo” en el día a día del Grupo Scout

El posteo de hoy comienza con un hecho real que viví más o menos 25 años atrás cuando, con  veintitantos años, empezaba mi servicio como dirigente de jóvenes. Era una noche de viernes fría de setiembre y, luego de completar las formalidades de una reunión del equipo distrital de rama y armar la “minuta para el Distrito”, nos sentamos en una pizzería con los dirigentes de otros Grupos a compartir una grande de muzzarella... y allí surgieron las inquietudes de un grupo de dirigentes muy jóvenes e inquietos que empezábamos a dar nuestros primeros pasos como educadores de adolescentes en lo que hoy es la rama “Caminantes”.

En esos días mi preocupación era que un equipo de jóvenes había presentado un proyecto a la Asamblea de la rama para: realizar un festival en un teatro del barrio, invitar a niños del comedor comunitario del barrio gratis y vender el resto de las entradas para juntar fondos para el campamento de verano. Hasta ahí todo bien, o más o menos. La cuestión era que ya habían señado el teatro pidiéndole dinero a algunos padres del Grupo y con eso querían condicionar el voto del resto de la Asamblea de rama para que votaran su proyecto.

En ese momento, yo que recién empezaba y no me sentía tan seguro como dirigente, dudé de seguir adelante. Las tareas a encarar eran importantes y nos insumiría un gran esfuerzo llegar a buen puerto. Esa noche, luego de varias pizzas y de hacer catarsis con mis compañeros de distrito, me aconsejaron seguir adelante, acompañarlos y guiarlos fuertemente en cada etapa y asegurarnos “socios” que nos permitieran cerrar el ciclo exitosamente. Para no aburrirlos, transpiramos mucho, logramos un apoyo inédito de otras ramas del Grupo y de gente de otras ONG del barrio y pudimos aprender varias cosas de esa situación. 

De esa noche aún guardo una fotocopia amarillenta de un texto de Baden-Powell que hoy redescubro relacionado con esa charla.  Es de "Notas para instructores", anotaciones de B-P complementarias de su libro "Escultismo para Muchachos":
"Los muchachos están llenos de entusiasmo y espíritu, y solamente quieren que se les oriente en la dirección correcta para convertirse en ciudadanos buenos y útiles."

Al igual que en la canción de Joaquín Sabina, hoy volví a pasar por el bar luego de varios años y ya no estábamos esos dirigentes y en lugar del bar había una sucursal de un banco. Pero la inquietud sobre las distorsiones y peligros del “aprender haciendo” sin un acompañamiento de los adultos sigue vigente.

En los posteos previos hemos señalado que el "aprender haciendo" no puede usarse como justificación de la improvisación, tampoco se puede usar como excusa para desligarse del rol educativo de los voluntarios adultos y pretender que los jóvenes realicen un autoaprendizaje “a la buena de Dios” sin conducción.

Baden-Powell, en una época en la cual los docentes ejercían en un rol fuertemente directivo y excluyente en el proceso pedagógico presenta una propuesta disruptiva: rompe ese adulto centrismo y empodera a los jóvenes para que, como protagonistas y artesanos de su desarrollo, elijan sus actividades y a través del pequeño grupo de pares (la patrulla) desarrollen sus habilidades y asuman responsabilidades. 
En dicha propuesta los jóvenes no son abandonados a su suerte, el adulto los guía y acompaña.
Debemos tener muy claro esta diferencia. 
Cuando uno se enfrenta a un desafío sin una guía que lo acompañe, muchas veces en lugar de aprender se puede sentir que se le viene todo encima y esa situación que lo desborda lo desalienta a seguir. 
En tal sentido, en lugar de consolidar su autoestima el joven puede sentirse superado por la situación. 
Desde esta perspectiva, casi perversa, el aprender haciendo, eje básico de la genial propuesta de B-P, puede convertirse en todo lo contrario a lo que debiera ser.

Los jóvenes se animan a experimentar cosas primero y luego deducir conclusiones de lo que ellos han experimentado. En términos prácticos, esto tiene varias implicaciones para el dirigente adulto:

  • El dirigente no necesita explicar el "objetivo educativo" de una actividad. Esto le es indiferente a los jóvenes y limita su espontaneidad y experiencia a nada más los límites de lo que imaginan que se espera de ellos (y hasta puede condicionarlos al vivir la experiencia).
  • El expresar sus reacciones y sentimientos les ayuda a sacar conclusiones. Un momento tranquilo al final de la reunión (o del campamento) puede usarse para evaluar en términos generales cómo salió la actividad y para que todos se animen a expresarse. Los jóvenes pueden percibir la experiencia de maneras diferentes, y realmente puede resultar que lo que ellos han obtenido de la experiencia no tiene nada que ver con lo que originalmente fue pensado para esa actividad.
  • El dirigente no debe insistir con lo que "supuestamente" los jóvenes tendrían que haber aprendido, sino simplemente acompañarlos cuando reflexionen sobre ello. Debe vivirse una atmósfera constructiva para que los jóvenes no se sientan asustados de hablar. Si es necesario, el código de vida (la Ley Scout, la Carta de Marcha, etc.) puede recordarse para ayudar a los jóvenes a reflexionar sobre su experiencia o simplemente para recordar a los jóvenes que cada persona tiene derecho a expresarse y que si las quejas son a lo que se hizo, debe describirse el problema y no atacar a nadie personalmente.
  • Que una de las decisiones más difíciles que el adulto debe tomar incluye el permitirle al joven experimentar o cometer errores antes de intervenir, sin por ello dejarlo a la intemperie. ¡A través de experimentar un error, un joven puede entender mejor qué, cómo y por qué algo salió mal y, quizás, cómo hacer las cosas de una manera diferente la próxima vez! Pero como dijimos al principio, para que se aprenda del error, es fundamental la guía y acompañamiento del adulto.

En la próxima entrada reflexionaremos sobre el valor del juego en la propuesta pedagógica del Movimiento Scout y su correlato en el “aprender jugando”.
Siempre listo, rodrigo   
Rodrigo González Cao 

(Disclaimer: los artículos publicados son escritos a partir de la historia y la experiencia del autor, sin embargo, la intención al compartirlos es que puedan ser leídos, interpretados y adaptados a la realidad y contexto de cada lector según su propia historia, experiencia y la situación particular de la asociación scout en la cual participa).

Link nota original, 12 de julio de 2009: http://scouts2012.blogspot.com/2009/07/como-se-vive-en-el-grupo-scout-el.html

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